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Jornada final del Encuentro de Responsables de Colegios Diocesanos


Esta mañana finalizaba el Encuentro de Responsables de Colegios Diocesanos organizado por la Comisión Episcopal de Educación y Cultura de la CEE.

Era la quinta vez que responsables de estos centros mantenían un encuentro de formación y trabajo sobre la realidad educativa que representan. En esta ocasión abordaron aspectos relacionados con la sostenibilidad, lo que incluía hablar sobre su viabilidad socio-económica y su capacidad de dar respuesta a los desafíos del presente desde el punto de vista pedagógico.

En su jornada final, tras el trabajo en grupo, hicieron propuestas concretas para trabajar en el corto, medio y largo plazo con la intención de ir caminando hacia la construcción de una identidad común (sin perder de vista su vinculación a la diócesis a la que pertenece cada uno) y una red de colaboración entre todos ellos.

Los colegios diocesanos, técnicamente, son aquellos centros de titularidad de las diócesis o de alguna entidad diocesana, como las parroquias o fundaciones creadas por la diócesis.

El Obispo de Lugo y presidente de la Comisión Episcopal para la  Educación y Cultura de la CEE, Mons. Alfonso Carrasco, recordó que el compromiso de la Iglesia con la educación, y esta realidad de la implicación de las diócesis en ella, es algo muy antiguo que surgió en momentos donde se percibía la necesidad de educar y no había nadie que lo hiciese, y así nacieron muchas escuelas en parroquias que cumplían esa función en ámbitos muy necesitados.

Algo en lo que insistió la pedagoga y presidenta de la fundación Trilema, Carmen Pellicer: “Todas las escuelas católicas, nacimos de una manera u otra con una profunda vocación social para poder educar, para poder dar la mejor educación en todos los rincones, cuando en muchos momentos de la historia esa educación no llegaba a todos. Por lo tanto, nuestro compromiso social y nuestro compromiso con la inclusión y con la atención a los más vulnerables, forma parte de nuestra esencia”.

En Galicia ese compromiso fue asumido por las órdenes religiosas y por tanto los colegios diocesanos son menos conocidos, algo que ocurre también en otras partes de España, pero “no así en muchos otros países– matiza Carmen Pellicer- donde precisamente la escuela diocesana es la más potente. Aquí en España, las comunidades religiosas, las instituciones religiosas, tienen mucha tradición y tienen una presencia muy activa y muy fuerte en el panorama educativo. Pero es verdad que los colegios diocesanos están creciendo y creo que pueden llegar a ser una gran fuerza en términos de número y por lo tanto es importante que esa voz, que estos foros de encuentro fortalezcan esa identidad compartida y nos permitan mejorar y afrontar los muchos desafíos que tiene la educación”.

Para Mons. Alfonso Carrasco, la organización de estos encuentros está en la necesidad de encuentro y colaboración que manifestaron los propios centros y que la Comisión propició: “Los colegios diocesanos tienen bastante protagonismo en la vida de las iglesias particulares. En algunas diócesis hay muchos pero, en otras, es una realidad pequeña, pero todos sentían la necesidad de colaborar para entender y afrontar mejor los retos y desafíos educativos que estamos viviendo, además de tener la posibilidad de compartir los recursos y ayudarse en el camino”.

Estos encuentros se llevan celebrando desde hace dos años. “Tenemos dos encuentros anuales– cuenta la secretaria Técnica de la Comisión para la educación y Cultura de la CEE, Raquel Pérez- y asisten titulares de colegios diocesanos. Desde la Conferencia Episcopal se invita a todas las diócesis que tienen este tipo de centros a participar, donde estamos creando red, teniendo también momentos de aprendizaje conjunto, reflexión conjunta, de compartir buenas prácticas y de poder conocernos unos a otros”.

En España existen más de 340 colegios diocesanos. En este V Encuentro en Lugo han participado unas 70 personas que representan a 28 diócesis, “Es el encuentro en el que más participación ha habido– manifiesta Raquel Pérez- y hemos hablado de sostenibilidad económica, jurídica, financiera, de elementos que tienen que ver con la gestión ordinaria de los centros y también estamos trabajando cómo mejorar esa sostenibilidad y esos modelos pedagógicos, cómo trabajar en el ámbito educativo, una reflexión hacia qué modelo educativo queremos, cómo queremos que nuestros centros trabajen en el ámbito pedagógico…”

La Iglesia tiene una vocación educativa muy marcada y con un ideario muy claro que los padres que deciden que sus hijos estudien en centros de la Iglesia conocen, como dice Mons. Carrasco: “Los padres saben cómo pensamos los cristianos sobre el ser humanos, los valores, las percepciones morales, la comprensión del mundo que tenemos y el valor que le damos a la persona, la necesidad que tenemos de cuidar al prójimo. Saben que sus hijos van a ser educados no solo transmitiéndoles información o conocimiento, sino que serán educados con cuidado, con atención, y según esta forma de humanidad que la fe católica hizo posible desde hace muchos siglos”.

En este encuentro se ha hablado de los retos, de los desafíos que la educación, en general, y que los colegios de ideario católico, en particular, tienen que afrontar en este momento pero también se han valorado las fortalezas y las oportunidades que tienen para afrontarlas, por ello Carmen Pellicer concluye: “Hay futuro para los colegios y para la educación confesional. Claro que hay futuro, porque al final la educación católica es una parte esencial y preguntarse hoy si hay futuro para el Evangelio, cuando tanta vida da y sigue dando en tantos entornos y en tantos contextos, sería como preguntarse si tiene sentido la esperanza. Hay futuro y hay esperanza”.