Este pasado martes, el clero de la Diócesis celebró a su patrón, san Juan de Ávila. La jornada comenzó con una conferencia del profesor Xosé Manuel Domínguez en la que el ponente respondió a la pregunta "¿Qué le piden los laicos a los sacerdotes?". “En primer lugar -afirmó Domínguez- lo que pedimos es que el cura dé testimonio de su fe, de su vínculo con Cristo, estando en comunicación explícita con la Iglesia, con su Obispo." Además "le pedimos que sea alguien que anuncie, que hable de Cristo, que anuncie el Evangelio, sin perderse en cuestiones de segundo orden", afirmó el profesor. Y concluyó la disertación rogando a los sacerdotes "que no pierdan su profetismo y su fuerza para denunciar lo que está mal" y que sean personas "próximas, que acompañen construyendo comunidad, líderes, no funcionarios de la administración de los sacramentos, y siempre con una alegría que se note". 

Terminada esta conferencia, tuvo lugar la Eucaristía que se celebró en la Capilla Mayor del Seminario y estuvo presidida por el Obispo de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco.En su homilía, el Prelado recordó que "el sacerdocio continúa siendo muy significativo para los fieles" y aseguró que "ellos nos perciben como sacerdotes, como personas que, por un don divino, hacen presente al Señor". Además, don Alfonso afirmó que el hecho de "que Dios haya querido que su presencia se haga verdad a través de los sacerdotes, instrumentos suyos, es una expresión de su mirada buena sobre el ser humano". Por esto, "tenemos que vivir siempre agradecidos al Señor que nos llamó para servir a los que Él ama", concluyó el Obispo.

Terminada la Santa Misa, los asistentes compartieron una comida de confraternidad.