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Domingo de Resurrección: el día de Pascua


Este es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne.

La Misa del día de Pascua se debe celebrar con la máxima solemnidad. En lugar del acto penitencial, es muy conveniente hacer la aspersión con el agua que se bendijo durante la celebración de la Vigilia; durante la ascensión se puede cantar la antífona “Vidi aquam”, u otro canto de índole bautismal. Con la misma agua bendita conviene llenar los recipientes (pilas) que se hallan a la entrada de la iglesia.

Consérvese, donde ya está en vigor, o establézcase en la medida en que sea posible, la tradición de celebrar las Vísperas bautismales del día de Pascua, durante las cuales, mientras se cantan los Salmos, se hace una procesión al baptisterio.

El cirio pascual, que tiene su lugar propio junto al ambón o cerca del altar, enciéndase al menos en todas las celebraciones litúrgicas de una cierta solemnidad de este tiempo, tanto en la Misa como en Laudes y Vísperas, hasta el Domingo de Pentecostés. 

Después ha de trasladarse al baptisterio y mantenerse con todo honor para encender en él el cirio de los nuevos bautizadosEn las exequias, el cirio pascual se ha de colocar junto al féretro, para indicar que la muerte es para el cristiano su verdadera pascua. El cirio pascual, fuera del tiempo pascual, no ha de encenderse ni permanecer en el presbiterio.

Comentario a las lecturas según el calendario litúrgico

Se propone la lectura del Evangelio de san Juan sobre el hallazgo del sepulcro vacío. También pueden leerse, si se prefiere, los textos de los Evangelios propuestos para la Noche Santa, o, cuando hay misa vespertina, la narración de Lucas sobre la aparición a los discípulos que iban a Emaús. La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles, que se leen durante el tiempo pascual en vez de la lectura del Antiguo Testamento. La lectura del Apóstol se refiere al misterio de Pascua vivido en la Iglesia.

El color de las vestiduras litúrgicas es el blanco.

LECC.: vol. I (A).

  • Hch 10, 34a. 37-43. Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
  • Sal 117. R. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
  • Col 3, 1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
    o bien: 1 Cor 5, 6b-8. Barred la levadura vieja para ser una masa nueva.
  • Secuencia. Ofrezcan los cristianos.
  • Jn 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos
    o bien, para las misas vespertinas: Lc 24, 13-35. Quédate con nosotros, porque atardece.

Creemos que Cristo ha resucitado de entre los muertos porque aceptamos el testimonio de los apóstoles, que vieron el sepulcro vacío y creyeron; que comieron y bebieron con Él, después de su resurrección; testimonio que se nos transmite por la Iglesia a lo largo de los siglos (cf. Ev. y 1 lect.). Ocurrió el primer día de la semana que a partir de entonces es el día del Señor Resucitado, la piedra que desecharon los arquitectos, que es ahora la piedra angular de la Iglesia (cf. sal. resp.). Por la fe y el bautismo hemos resucitado con Cristo, el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo, que muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida (Pf.). Por eso debemos buscar siempre los bienes del cielo, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios (2 lect.).