Obispo

DÍA IGLESIA DIOCESANA 2018


SOMOS UNA GRAN FAMILIA CONTIGO
Día de la Iglesia diocesana 2018

Queridos hermanos,
Celebramos un año más el día de la Iglesia diocesana. El lema escogido nos invita a dirigir la mirada a los lugares y las personas concretas con las que vivimos nuestra fe. En efecto, del mismo modo que ninguno existimos sin nuestras circunstancias, sin enraizamiento y vinculación a una familia concreta, así tampoco existimos como hijos de Dios sin unas personas y una historia particular.
No seríamos cristianos sin haber sido bautizados un día, rodeados de nuestros seres queridos y con nuestro párroco; ni viviríamos como tales sin participar concretamente en los sacramentos y sin la compañía cotidiana de muchos fieles a nuestro lado.
Si la Iglesia no fuese accesible a nosotros en un lugar, en comunidades y parroquias, nuestro ser cristiano sería abstracto. Pero, por providencia divina, la “familia eclesial” se hace presente para cada uno en su Iglesia diocesana, en la que recibe y pone en práctica la fe y el amor verdaderos, que son universales, pero también muy concretos, como experimenta el cristiano en sus relaciones más cotidianas: amamos al prójimo con una “caridad” que viene de Dios mismo; pero sin este amor concreto al prójimo que vemos y tocamos, no podemos hablar del amor de Dios, a quien no vemos (1Jn 4,20).
Así pues, perteneciendo a una parroquia y a una Diócesis determinada, estamos en la Iglesia católica, extendida por toda la tierra. Pero sin nuestra familia eclesial concreta, nos alejamos de la gran unidad de la Iglesia universal y se debilita la vivencia de la fe.
No despreciemos nunca nuestra historia particular, nuestra parroquia, nuestra Diócesis. En ella y por medio de ella se nos ofrecen los valores y la sabiduría mayores, el amor más verdadero y la vida sin límites. Porque el más grande de todos, el Dios eterno, ha querido demostrar su poder haciéndose nuestro igual, habitando entre nosotros, para salvar y llenar de bien y de vida a los que somos pequeños, y tenemos incluso el corazón estrecho y endurecido.
Cuidemos esta familia diocesana como un gran tesoro, a nuestros hermanos y hermanas, a nuestros sacerdotes, a las personas de vida consagrada, los templos, las tareas y las iniciativas comunes; porque en esta familia, en su humildad, están encerradas las riquezas más decisivas de la vida.
No nos espanten o escandalicen sus límites, sepamos ver el tesoro del Evangelio, la plenitud de gracia y de verdad, que la Iglesia hace presente en medio de nuestras casas. No valoremos sólo la belleza y la limpieza de nuestros edificios, aunque en ello se manifieste el interés y el cariño, sino sobre todo la presencia del Señor Jesús, la promesa de vida, la esperanza que brota al estar en su compañía, al o quedarse solos, sino  ser miembros de su familia.
Aceptemos vivir como hermanos, siguiendo las enseñanzas de Cristo; ayudémonos en el camino de cada día, ofrezcamos nuestra mano en las dificultades, acompañémonos en los momentos de dolor y de soledad.
Aprendamos a ver en cada persona la dignidad de alguien amado por Dios, hagamos propia la caridad del Señor Jesús, que no vino a buscar a sanos y justos, sino a enfermos y pecadores, y que Él alimenta en el corazón de los suyos, de quienes permanecen a su lado, de modo especial cuando es recibido en la Eucaristía.
Con este amor universal, que no conoce límites, que tiene entrañas de misericordia, daremos la prueba mejor de cuál es la “familia” a la que pertenecemos, de quién es nuestro Padre, nuestro Maestro y nuestro Señor. 

Nacimiento
12 de octubre de 1956
Villalba (Lugo)

Ordenación sacerdotal
1985

Ordenación episcopal
9 de febrero de 2008

Nombramientos
Obispo de Lugo

Presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura

Miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española

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