La Iglesia celebra el domingo 15 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, que este año lleva por lema: Orar con fe, vivir con esperanza, con esta celebración se nos convoca para volver a pasar por el corazón a los hombres y mujeres que se han consagrado en la Iglesia a vivir a imagen del misterio trinitario.
La solemnidad de la Santísima Trinidad nos recuerda la total identidad de las tres divinas Personas, a las que estamos consagrados por nuestro bautismo y cuyo amor multiforme sigue realizando la obra de nuestra salvación y santificación.
¿Cómo podemos entender la Santísima Trinidad?
Esto enseña el Catecismo de la Iglesia Católica
261El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
262 La Encarnación del Hijo de Dios revela que Dios es el Padre eterno, y que el Hijo es "de la misma naturaleza que el Padre", es decir, que es en Él y con Él el mismo y único Dios.
263 La misión del Espíritu Santo, enviado por el Padre en nombre del Hijo (cf. Jn 14,26) y por el Hijo "de junto al Padre" (Jn 15,26), revela que él es con ellos el mismo Dios único. "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria".
264 "El Espíritu Santo procede principalmente del Padre, y por concesión del Padre, sin intervalo de tiempo procede de los dos como de un principio común" (S. Agustín, De Trinitate, 15,26,47).
265 Por la gracia del bautismo "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28, 19) somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna (cf. Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios 9).
266 "La fe católica es ésta: que veneremos un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, no confundiendo las Personas, ni separando las substancias; una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la majestad" (Símbolo "Quicumque": DS, 75).
267 Las Personas divinas, inseparables en su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la única operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la Trinidad, sobre todo en las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo.
Pascua, Ascensión y Pentecostés
El Papa Benedicto XVI, en su homilía para esta Solemnidad, en el año 2010, decía: “La solemnidad de hoy, domingo de la Santísima Trinidad, en cierto sentido recapitula la revelación de Dios acontecida en los misterios pascuales: muerte y resurrección de Cristo, su ascensión a la derecha del Padre y efusión del Espíritu Santo. La mente y el lenguaje humanos son inadecuados para explicar la relación que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y, sin embargo, los Padres de la Iglesia trataron de ilustrar el misterio de Dios uno y trino viviéndolo en su propia existencia con profunda fe.”
Un Papa y la Trinidad
El Papa San Juan Pablo II (1920-2005) a lo largo de sus 26 años de su Pontificado publicó 14 encíclicas, de las cuales, queremos destacar tres, ya que el Papa dedicó una encíclica a cada de las tres divinas Personas:
- Redemptor Hominis (1979): dedicada al Hijo, “Redentor de los hombres.”
- Dives in misericordia(1980): dedicada al Padre, “rico en Misericordia.”
- Dominum et Vivificantem(1986): dedicada al Espíritu Santo, “Señor y dador de vida.”
Abraham Avila