EL ESPLENDOR DE LA PRESENCIA
Desde los inicios mismos de la fe cristiana, percibieron los creyentes el esplendor de la presencia de Aquel que había venido al mundo naciendo del seno de la Virgen María, concebido por obra del Espíritu Santo. La amaron y la defendieron contra las objeciones y las especulaciones de poderosos e intelectuales que, aunque cristianos, pensaban según la sabiduría del mundo de su época, sometían la fe a lo que les parecían exigencias irrenunciables de la gran filosofía griega.