La Iglesia celebrará el próximo 8 de diciembre la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, una fecha especialmente significativa este año para la Diócesis de Lugo, que continúa viviendo el Año Jubilar. Esta fiesta mariana se enmarca además en la preparación para los 1700 años del Concilio de Nicea, cuya enseñanza sobre la divinidad de Cristo ilumina también la misión de María como Madre del Hijo de Dios.
La eucaristía será presidida por el Obispo, Mons. Alfonso Carrasco, a las 13 h en la Catedral. Al finalizar, los fieles podrán recibir la Bendición Papal, un signo de comunión con la Iglesia universal en este tiempo jubilar.
María Inmaculada, signo de gracia en un año de renovación espiritual
En el corazón del Año Jubilar, la fiesta de la Inmaculada invita a los fieles a reconocer la obra de la gracia de Dios en la historia. María, preservada del pecado original desde el primer instante de su existencia, aparece como arca de la nueva alianza y primer santuario donde el Verbo se encarnó.
La definición dogmática proclamada por Pío IX en 1854 expresa esta verdad de fe, profundamente unida al misterio de Cristo:
“La santísima Virgen María fue preservada… inmune de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción”.
En un año marcado por la invitación a volver al Señor, la figura de la Inmaculada recuerda la plena disponibilidad de María a la acción de la gracia, modelo y guía para los creyentes que peregrinan al templo lucense buscando renovación, perdón e impulso misionero.
Una celebración que dialoga con el legado del Concilio de Nicea
El Año Jubilar coincide con la celebración mundial de los 1700 años del Concilio de Nicea (325–2025), el encuentro que definió solemnemente la fe de la Iglesia en Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre.
Este fundamento cristológico es inseparable de la figura de María, proclamada por la tradición como Theotokos —Madre de Dios—, título que siglos después el Concilio de Éfeso confirmaría, pero que hunde sus raíces en la confesión nicena de Cristo como Hijo de Dios, consubstancial al Padre.
La solemnidad de la Inmaculada, por tanto, se vive este año en clave de memoria y renovación de la fe, celebrando la gracia recibida en María y la verdad proclamada por la Iglesia desde Nicea: Jesucristo es el Señor, y en Él se entiende la vocación única de su Madre.
Los dogmas marianos a la luz de la misión de Cristo
La Inmaculada Concepción forma parte de los cuatro dogmas marianos, que muestran cómo Dios preparó a María para su papel en la historia de la salvación:
- Inmaculada Concepción: María es concebida sin pecado original.
- Maternidad Divina: María es verdadera Madre de Dios.
- Virginidad Perpetua: María permanece virgen antes, durante y después del parto.
- Asunción: María es llevada al cielo en cuerpo y alma.
Todos ellos expresan la vocación de María en relación con Cristo, cuya identidad divina —definida en Nicea— fundamenta la fe y la devoción mariana.
Patrona de España y referencia de la fe del pueblo
La Inmaculada Concepción es Patrona de España desde 1760, un título que reconoce la profunda devoción del pueblo cristiano. Esta tradición se remonta a épocas muy antiguas, impulsada por figuras como san Ildefonso de Toledo y confirmada por la reflexión teológica del beato Juan Duns Escoto, cuya famosa síntesis —Potuit, decuit, ergo fecit— sigue iluminando el misterio.
En este tiempo jubilar, la contemplación de la Inmaculada invita a mirar a María como modelo de vida cristiana, y a renovar la fe en Jesucristo, tal como la Iglesia la proclama desde el Concilio de Nicea.
Invitación a los fieles
La Diócesis de Lugo invita a todos a participar en la celebración del 8 de diciembre en la Catedral, viviendo esta solemnidad con espíritu jubilar y unidos a la Iglesia universal en la preparación del 1700 aniversario de Nicea, acontecimiento que marcó para siempre la comprensión cristiana del misterio de Cristo y, con ello, la belleza de la vocación de María.
