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Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas


En el IV Domingo de Pascua, conocido como el Domingo del Buen Pastor, la Iglesia en España celebra, bajo el lema “Para el Señor, en los hermanos”, dos Jornadas vocacionales:

  • Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones: es una jornada de carácter universal, pretende suscitar en todos los jóvenes la pregunta por su vocación; así como la promoción de las vocaciones cristianas con la oración y el acompañamiento.
  • Jornada de Vocaciones Nativas: busca sostener las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada que surgen en los Territorios de Misión, para que ninguna de ellas se quede frustrada por falta de recursos. Para ello, además de la oración, se promueve la colaboración económica.

¿Qué son las vocaciones nativas?

  • Son las personas llamadas a la vocación sacerdotal o religiosa en los Territorios de Misión.
  • Son el mejor legado de los misioneros. Es el fruto de su testimonio, que se encarna en una cultura.
  • Son el presente de las Iglesias locales, en ellas están llevando el Evangelio a su propia gente.
  • Representan el futuro de la Iglesia. Su formación asegura la solidez de la Iglesia católica y universal.

Un ejemplo de la expansión de las vocaciones nativas lo tenemos en el Congo, donde se está experimentando un aumento significativo de vocaciones que están llenando los seminarios de todo el país. Muchos jóvenes escogen los seminarios menores para adquirir una formación más alta que los mínimos de la educación estatal, tanto a nivel espiritual como intelectual.

Sostenimiento de las vocaciones nativas

Muy a menudo, las vocaciones nativas tienen dificultades para seguir adelante en su formación por problemas económicos.

La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol –una de las cuatro Obras Misionales Pontificias (OMP)– nació para que ninguna vocación se perdiera por falta de medios. El Papa asumió esta iniciativa como propia hace 100 años, y es el cauce oficial de la Santa Sede para sostener a las vocaciones nativas de todo el mundo.

Los sacerdotes y religiosas locales conocen perfectamente la cultura, el idioma y las necesidades espirituales de su gente, y los frutos de su evangelización son más auténticos y duraderos.

“Para el Señor en los hermanos”

Juan Antonio Fraile es misionero Comboniano, ha estado más de 30 años en Isiro, un pueblo de la República Democrática del Congo, cerca de la frontera con Sudán del Sur. Juan Antonio estuvo en la Diócesis de Lugo, en la comunidad comboniana en Palas de Rey.  Nos ofrece un testimonio de cómo es la realidad de la iglesia en este país, así como su experiencia misionera al servicio de las vocaciones.

“La situación espiritual allí es más pobre que en la capital, y la sociedad vive aún más esclava de idolatrías como la brujería y las sectas que afectan a la convivencia de los fieles católicos con el resto del pueblo.

Para formar una Iglesia fuerte, es fundamental la formación espiritual, tanto de los seminaristas y religiosos, como de los laicos. Son ellos los que realmente sostienen las comunidades católicas. Los sacerdotes a veces tardan meses en visitar todas las comunidades, y el apoyo de los catequistas es necesario para dirigir la espiritualidad local y facilitar la administración de los sacramentos.

Es fundamental la formación espiritual de los que Dios llama para ayudar a la gente del Congo. Como formador, es muy emocionante ver cómo los jóvenes que has tenido a tu cargo ahora son buenos pastores que dan su vida para llevar a Cristo a todos los pueblos. Todo tiene su fruto, para mayor Gloria de Dios.”