La Misa funeral por el eterno descanso del Rvdo. D. José Raúl Vázquez Diéguez se celebrará el jueves 2 de octubre, a las 18h, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores de Lalín, y estará presidida por el obispo de la Diócesis, Mons. Alfonso Carrasco Rouco.
El Rvdo. D. José Raúl Vázquez Diéguez nació el 21 de marzo de 1935 en la Parroquia de San Esteban de Cartelos, en el seno de una familia numerosa de ocho hermanos. Con tan solo 10 años ingresó en el Seminario Diocesano de Lugo, donde cursó sus estudios eclesiásticos y fue ordenado sacerdote en marzo de 1958 por D. Antonio Ona de Echave, entonces Obispo Auxiliar de la Diócesis.
El propio sacerdote recordaba con alegría sus años en el Seminario, donde ingresaron 130 alumnos y fueron ordenados 33. Destacaba especialmente el compañerismo y la amistad que surgió entre sus compañeros, quienes le apodaban “el joven” por su carácter siempre alegre y jovial. Fue allí también donde germinó su vocación emprendedora, iniciando actividades sociales y económicas; incluso representó a una empresa catalana que fabricaba sotanas, y lo que ganó lo invirtió en su primera máquina de escribir.
Tras su ordenación, en agosto de 1958 fue nombrado ecónomo de San Xoán de Padornelo y encargado de San Estevo de Liñares, en Pedrafita do Cebreiro. En 1961 fue trasladado a San Xoán de Sixto, en Dozón, y a Santa María de Álceme, en Rodeiro. En 1968 asumió también el cargo de Ecónomo de San Martiño de Maceira, en Lalín. En noviembre de 1999 volvió a ser Administrador Parroquial de Sixto. Desde 2001 formó parte del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos y, entre 2018 y 2024, desempeñó el cargo de Capellán en la Residencia de Mayores Nosa Señora das Dores de Lalín, colaborando además en su Consejo de Administración.
Apasionado del deporte, especialmente del fútbol, practicó hasta donde su salud se lo permitió. Fue presidente del equipo de Lalín cuando jugaba en Segunda B y recordaba cómo, en O Cebreiro, cada domingo tras la misa se reunían unos 400 jóvenes para practicar este deporte.
Dedicado al cuidado del patrimonio, arregló iglesias y su entorno, demostrando siempre su espíritu emprendedor, que también lo llevó a fundar la empresa Avícola Tratante, que actualmente cuenta con más de 50 trabajadores.
Alto, atlético, bromista y generoso, siempre se mostró preocupado por su familia y feligreses. Comentaba que no se dio cuenta de su envejecimiento hasta cumplir 84 años. Los feligreses le rindieron múltiples homenajes, dedicándole esculturas en sus parroquias y reconociéndolo como un padre para todos. En 2007 fue galardonado como Lucense del Año por su destacada labor empresarial y social. Siempre afirmaba que un sacerdote lleva un mensaje extraordinario: la Buena Nueva de Cristo, fuente de consuelo, felicidad, resurrección y esperanza para todos.
Que descanse en paz.
Mario Vázquez