El 30 de mayo, en el Santuario de O Cebreiro tuvo lugar el encuentro diocesano de clausura del curso pastoral. El cual comenzó con unas palabras de acogida de parte de José Antonio Ferreiro Varela, quien destacó la necesidad de “juntarnos para dar gracias a Dios”. Después de la acogida, tuvo lugar el rezo de la hora intermedia.
Seguido a este momento de oración, tuvo lugar una reflexión sobre el ministerio petrino a cargo del Obispo de la Diócesis, Mons. Alfonso Carrasco, quien señaló que el ministerio petrino está “al servicio de la unidad de la Iglesia; el horizonte de comprensión del ministerio petrino es que solo hay un Evangelio y una sola Iglesia de Cristo, su característica es la comunión, vínculo de unidad entre obispos y fieles, manifestada en la celebración de la Eucaristía.”
Después de la ponencia de Mons. Alfonso Carrasco, tuvo lugar la celebración de la Eucaristía, presidida por el Obispo de Lugo y concelebrada con presbíteros de distintas zonas de la Diócesis.
En su homilía, el Obispo señaló que este encuentro tenía como intención “terminar simbólicamente las labores del curso pastoral en un lugar donde se une la presencia de Cristo en la Eucaristía y la presencia de su Madre, la Virgen María. Valoramos a las personas en la historia que Dios va haciendo, mirando a la Virgen como Madre de la Iglesia.”
“En la primera lectura, san Pablo presencia la Providencia divina, es el Señor quien lo cuidaba, atendía, acompañaba y guiaba. Esta alegría la tenemos nosotros: nos acompaña en nuestro camino. El Señor conduce a su pueblo como el pastor a su rebaño, no puede faltar la afirmación de su presencia real y la comunión con Él, el lugar en el que todos estamos llamados es alrededor de la mesa del Señor.
Expresamos nuestra vida en las cosas que hacemos y en nuestros trabajos, no hablamos por hablar, hablamos de lo que llevamos en el corazón, esa alegría se expresa en los trabajos que realizamos. La alegría no nos la podrá quitar nadie, porque su presencia no nos la podrá quitar nadie.
Hoy es un día para dar gracias a Dios y pedir lo que veamos oportuno; pedir al Señor porque el camino es largo, por eso es necesario conocer nuestras necesidades y pedir lo que necesitamos. No estamos solos, tenemos al Señor y nos acompaña la intercesión de su Madre. Podemos pedir ver mejor las cosas, saber estar, saber acompañarnos, pedir perdón; la presencia de Cristo con nosotros y con los hermanos es una fuente de alegría que ya nada ni nadie nos puede quitar.”
Al terminar la celebración eucarística, a los pies de Santa María la Real, el Obispo dirigió una súplica a la Virgen, pidiendo su ayuda y consuelo para todos los que conformamos la Iglesia en la Diócesis de Lugo.