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Celebramos a Todos los Santos y rezamos por los fieles difuntos


Como cada año, la Iglesia invita a los fieles a vivir con profundidad el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, y la Conmemoración de los Fieles Difuntos, el 2 de noviembre.

En la diócesis de Lugo, el obispo Mons. Alfonso Carrasco Rouco presidirá la Eucaristía en la capilla del cementerio de San Froilán, el domingo 2 de noviembre a las 17 horas, en memoria de todos los difuntos.

 “La vida está llamada a una plenitud que no termina”

Mons. Carrasco invita a contemplar estas fiestas como una oportunidad para meditar sobre nuestro destino y el sentido del camino humano.

“Ambas fiestas nos hacen pensar en nuestro destino y nos hablan de nuestro camino más allá de la muerte. Nos ayudan a entender que la vida está llamada a una plenitud que no termina. Esta tierra en la que vivimos es un lugar de paso, de peregrinación, donde caminamos y vamos decidiendo nuestro futuro con libertad”, señala el prelado.

El obispo recuerda que tanto el recuerdo de los santos como la oración por los difuntos nos hablan de esa libertad que encamina nuestro destino, una libertad que se orienta hacia el encuentro definitivo con Dios.

Día de Todos los Santos: la vocación a la Santidad

Sobre la solemnidad del 1 de noviembre, Mons. Carrasco explica que la santidad “es nuestra participación plena en la vida de Dios”.

“La vida eterna, la vida sin límites, vencedora de todo lo que la limita o hace sufrir, es una vida unida completamente al Banquete del Reino de Dios”, afirma.

El obispo invita a recordar con alegría a quienes nos precedieron en la fe:

“Pensamos en nuestros antepasados, en nuestros padres, en tantas personas buenas que hemos conocido, y estamos seguros de que muchos gozan ya en la casa del Padre. Y nosotros también queremos llegar allá, porque tenemos que volver a vernos y celebrar juntos”.

Para Mons. Carrasco, la santidad es alcanzar el destino definitivo, “entender en la luz plena de la Gracia lo que es la vida y la historia, dejando atrás sufrimientos y oscuridades”.

Conmemoración de los Fieles Difuntos: la oración por quienes nos preceden

El 2 de noviembre, la Iglesia recuerda especialmente a todos los fieles difuntos, con la certeza de que el amor de Dios abraza también a quienes aún necesitan de nuestra oración.

“Pensamos en el destino nuestro y de nuestros seres queridos —explica el obispo—, y reconocemos que, al morir, quizá necesitemos todavía de la intercesión y de la oración de los demás hermanos, como decimos en el ‘Yo confieso’: pedimos a la Virgen María, a todos los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí”.

Mons. Carrasco invita así a vivir estas celebraciones con esperanza, comunión y fe en la vida eterna que Dios ofrece a todos.